Carminho, la estrella del fado que llenó de ‘saudade’ el Gran Teatro Nacional

11/06/2019
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Por tercer año consecutivo, peruanos y peruanas pudimos disfrutar de una noche de poesía y dulces melodías del fado en la voz de Carminho.

El Gran Teatro Nacional es testigo clave del crecimiento que el fado –música tradicional portuguesa- está experimentando en nuestro país. Por tercer año consecutivo, peruanos y peruanas pudimos disfrutar de una noche de poesía y dulces melodías en la voz de Carminho, joven cantante que nos enamoró con su calidad vocal, dominio de escenario y sentido del humor.

Acompañada por experimentados músicos portugueses, la artista ofreció un concierto inolvidable durante la fecha central del Festival Fado Lima 2019. En el programa resaltaron los temas de su reciente disco “María”, la producción más personal de su carrera.

María do Carmo de Carvalho Rebelo de Andrade nació en Lisboa en 1984, es hija de la famosa fadista Teresa Sigueira, a quien calificó como “mi mayor ejemplo y apoyo” por inculcarle desde niña el amor a las tradiciones y costumbres portuguesas. “Ella tenía una taberna donde me presentaba desde muy pequeña, yo aprendí el idioma al mismo tiempo que aprendí sobre el fado. Mi madre me enseñó a ser honesta y a cantar aquello en lo que creo y siento profundamente”, comentó.

Carminho también recordó a otras estrellas como Beatriz da Conceição y Fernanda María. Y mientras avanzaba con su repertorio interactuaba con el público y nos relataba sus inicios, esos memorables días cuando visitaba restaurantes antes de saltar a grandes teatros y acariciar la fama junto a Pablo Alborán con el single “Perdóname”.

Canciones como “Tecedeira”, “Desengaño”, “O menino e a cidade”, “A mulher vento”, “Bom dia amor” y “Quero um cavalo de varias cores” recibieron sonoros aplausos, aún más fuertes cuando ejecutó algunos fragmentos a capela. Los asistentes comenzamos a ilusionarnos, a soñar y entender porque grabó exitosos duetos con leyendas como Milton Nascimiento, Chico Buarque, Nana Caymmi, Marisa Monte, Carlinhos Brown, Javier Limón y Caetano Veloso.

TRADICIÓN CON INNOVACIÓN. El deseo de involucrar a la juventud de otros países con el fado es una tarea complicada para Carminho, pero no se amilana y sigue mezclando en sus materiales tradición con innovación. No pretende cambiar la esencia, está convencida de que se mantiene fija, pero aclara que todo árbol con raíz firme e intacto contiene cientos de hojas y que estas pueden volar con el viento y expresarse de manera particular, tal vez en situaciones más íntimas y no tan convencionales, ser un poco rebelde o contestaría.

Carminho advierte además que el Fado “no es símbolo de tristeza”, es una corriente de alegrías donde la lectura y la inspiración resultan factores fundamentales. “El Fado es un estilo de vida, no me imagino de otra forma, quiero ser feliz recorriendo el mundo cantando, desplegando mi voz y energía en cada ciudad que me reciba con los brazos abiertos”, enfatiza.

“Meu amor marinheiro”, “Estrela”, “Chuva no mar”, “Saia rodada” y “As rosas” remarcan el lenguaje genuino del Fado. La sonrisa jamás se borró del rostro de Carminho y su entusiasmo aumentaba cada vez que el público la acompañaba con aplausos.

El cierre casi perfecto, “Fina estampa”, el inolvidable vals de Chabuca Granda interpretado a su estilo, un regalo con el que Carminho nos agradeció a los peruanos por tanto cariño. Se declaró admiradora de nuestra música y fue despedida de pie con palmas interminables, un merecido final.